Escrito por Anna Lucía Ibarra
Guatemala, 24 de agosto de 2024
Hace algunas semanas me entregaron mis primeras tarjetas de presentación. Nunca había tenido unas y me hacía mucho ilusión entregarlas a diestra y siniestra para presentarme. El día que las recibí una persona me preguntó qué había dentro de la cajita negra que llevaba. “Son mis tarjetas de presentación, ¿quiere verlas?”, contesté. Para mi enorme sorpresa mi interlocutor contesta: “¿Tarjetas de presentación? ¡Pero si eso es del siglo pasado!”.
Indudablemente los materiales impresos no son lo que solían ser. Cuando la imprenta llegó revolucionó el mundo completo. Los volantes, panfletos, revistas y libros eran una novedad de la que todos querían participar. Como todo buen invento evolucionó para darnos una infinidad de materiales, de todos los tamaños y colores, para hacer tangible fotografías, palabras o proyectos.
Sin embargo, la tecnología y la aceleración de la misma a raíz de la pandemia hicieron que los usáramos cada vez menos. Y es que, ¿por qué invertir en un brochure de ventas si puedo mandar la presentación en PDF? ¿Para qué voy a imprimir volantes si puedo mandarlos por WhatsApp a toda mi base de datos? Y, como me pasó a mí, ¿para qué invertir en tarjetas de presentación si puedo crear un QR?
La respuesta, según mi criterio, dependerá de qué impresión quiere dejar la marca o persona. Creo que hay cierta nostalgia, cercanía y formalidad en el papel, una experiencia que difícilmente se compara a la digital. Tampoco digo que haya que eliminar u obviar los formatos digitales, ¡faltaba más! Son una herramienta práctica, rápida y eficiente en costo, una que ya no nos podemos dar el lujo de no tener.
Creo que la decisión de si hacer o no tarjetas de presentación, solo como un ejemplo y para continuar la historia, dependerá de la personalidad de mi marca, de la experiencia que quiero presentar a mis actores clave y de cómo quiero ser percibida. Si bien el QR funciona de maravilla, no alterará de más el presupuesto tener 100 tarjetas para repartir cuidadosamente.